Siempre me ha fascinado la infinita capacidad de la luz para transformarse en imagen, para ser atrapada, o liberada a través de la fotografía. La idea primigenia de «pintar con luz», origen mismo de la palabra fotografía, aquí se vuelve tangible.
Proyectar y fotografiar, dos gestos que entrelazados, crean un espacio intermedio donde el arte y la tecnología dialogan.
En esta serie, emergen los referentes conscientes e inconscientes que han modelado nuestra cultura visual. Hay ecos de Blade Runner en esas luces azules y violetas que lo inundan todo, y resonancias de Matrix en los verdes densos que insinúan que lo real podría ser apenas una capa más dentro de un sistema de códigos y simulaciones.
Fotografiar en estos escenarios no fue un acto técnico, sino un impulso emocional, crear territorios ambiguos donde los cuerpos, los gestos y los rostros pudieran coexistir con lo virtual, sobre esa piel luminosa que hoy, inevitablemente, forma parte de nuestra identidad, el resplandor eléctrico de una ficción que ya sentimos como propia.
Habitamos realidades híbridas, donde cada imagen es un umbral, una promesa, una advertencia. Quizá nuestra verdadera naturaleza no sea otra que existir en la frontera movediza entre lo que somos y lo que imaginamos ser.









Fotógrafo: Camilo Henao
Modelos: Verónica Méndez, Ana Martínez, Sofia Ordoñez
Locación: Sede Comunicación Social, FUP.